Martín Alejandro 2025-09-21T11:12:00.000Z

Vientos que cambian el clima…

El profesor Cortés Alejandro invita a mirar las elecciones recientes desde la distancia que da el tiempo, cuando los ecos se apagan y la realidad asoma con crudeza. Entre metáforas de vientos y horizontes, su reflexión se adentra en las tensiones de una sociedad que busca respuestas mientras la política parece extraviada en sus propias encrucijadas.

Vientos que cambian el clima…

Cuanto más nos alejamos del hecho, y el paso del tiempo decanta toda la ebullición, los lugares desde donde podemos ver un acontecimiento, incluso un proceso, nos presentan una visión mucho más clara. En el marco de las ciencias sociales y en especial en la historia, esta claridad en la visión significa mayor objetividad en la composición del nuevo relato.

Apagándose de manera muy rápida los ecos de un proceso electoral que no tuvo grandes planteos y careció de propuestas y proyectos sólidos. Nos quedan como destellos de esos días. Centrados sobre todo en algunos logros aislados en lo que respecta a la gestión actual y del lado de la oposición un gran esfuerzo por quebrar esa idea de fiesta permanente que el instagram oficial nos vende, intentando de una manera muy clásica poner a debate algunas cuestiones más profundas, el carrusel de candidatos circuló por los medios, escuelas y algunos espacios más alternativos buscando captar la atención de una masa de votantes que por suerte, para la dinámica democrática, asistió al encuentro sagrado con las urnas; a pesar de que en su más íntima convicción hubiera preferido no interrumpir el asado del domingo y no ir a votar.

Algo está mutando en la sociedad y en como interpreta la representación propia de nuestro sistema político y algo está pasando que las dirigencias en sus más amplios perfiles, no están pudiendo dar en la tecla con esa respuesta. Obvio todo esto se complejiza en el marco de un contexto social y económico complicado por el que estamos atravesando todos. Otra vez la brecha entre las expectivas entre lo que aspiro y lo que tengo, se amplía y pone en jaque a amplios sectores de la sociedad que vuelven a verse golpeados y defraudados en sus expectativas de crecimiento.

Otra de las cuestiones que fueron claras es la nacionalización de las estrategias de campaña que evidentemente jugó en favor de la oposición concentrada en la alianza entre el Frente Renovador, el Kicillofismo y sectores muy puntuales de La Cámpora y por otro lado sectores del PRO en conjunción con LLA. Ellos lograron consolidar números importantes. En el caso de Fuerza Patria recuperar niveles de votación que no se alcanzaban desde los respectivos triunfos de Basualdo y Mayol 2011 y 2015. Para el bastión PRO local consolidar su espacio y dejar en evidencia que sacar los pies del plato quebró, sumado al desgaste lógico de 6 años de gobierno radical con pocos logros a la vista, la imagen de solidez que desde el 2019 sostenía el radicalismo, no sin dejar de mencionar un hecho que tuvo poca difusión pero que es clave: el radicalismo como fuerza política está en un proceso de descomposición solo obtuvo el 5 % de los votos de toda la provincia, de los 27 Intendentes que ponían en balance su gestión solo 12 pudieron resistir la presión violeta y celeste, perdieron los principales distritos de la Quinta Sección y un distrito clave que gobernaban desde hace 38 años, Tandil. El radicalismo local no está ajeno a este desplome y las urnas lo representaron.

Ya pasaron 13 días de las elecciones. El gobierno local reforzó su visión de un Monte de alegría. El trencito de festivales, películas, alfajores, buenas ondas y la infaltable bondiola y la oposición entrando en un cono de silencio arman una composición escénica pos elecciones. Pero la sudestada que sopla en este anticipo de una primavera más otoñal, corre el telón y deja ver partes de una realidad que es complicada. Algo está pasando ahí afuera y una primera señal es el cercano cierre de la sucursal bancaria del Banco Santander.

Una nota que circula ayudada por estos vientos dice:
“1. Varias familias de nuestra comunidad quedarán sin trabajo de manera directa.
2. Se agravará la ya delicada situación económico-financiera y laboral de nuestros vecinos, quienes vienen soportando problemáticas estructurales de alcance nacional y provincial.
3. La economía local, sostenida con gran esfuerzo por emprendedores, trabajadores y pequeños comerciantes, se verá aún más presionada.
4. No se vislumbran en el corto plazo propuestas superadoras de crecimiento económico.
5. La dependencia del clima y del turismo estacional en torno a nuestra laguna no alcanza para compensar la pérdida de este servicio esencial.”

Le agregaría el costo patrimonial y cultural. En su momento pocos defendieron la fachada de la Casa Manzino, de las más antiguas que había en el sector centro. Años de historia arquitectónica y comunitaria sucumbieron para dar paso a una fachada de cartón y cristales. Hoy estamos a punto de perder nuevamente, ni el banco ni la fachada existirán con lo cual el plan de crecimiento de largo plazo fracasó y con ellos los planes de muchos montenses.

Circula en estos momentos un reels en las publicidades de la Gestión Local que dice algo así “sabías que hay vientos que cambian el clima”. Es cierto. Desde el 7 de septiembre soplan otros vientos y todos deberemos readecuar nuestras velas para adaptarnos a esas fuerzas. Todavía no sabemos sin son fuerzas favorables o no. Todavía no está claro si alguien podrá direccionar todas las velas para que lleguemos a buen puerto. Tampoco sabemos si hay plan de navegación, por lo menos a la vista no está claro. De los famosos cuatro vientos del 2019 poco queda, esos vientos si que no cambiaron mucho y terminaron siendo soplidos eventuales.

30 millones de pesos sería la masa monetaria de la sucursal bancaria a desaparecer. No sé si es mucho o poco. Si esa masa monetaria significa transacciones, operaciones crediticias, posibilidades económicas para circuitos económicos locales. Beneficios directos e indirectos. Pero si esta ficha que aparece en el nuevo escenario se suma a que, llevamos años sin un plan director de desarrollo industrial como si han logrado distritos cercanos. Las estrategias de generación de puestos de trabajo reales podríamos decir hipotetizando se mantiene en una meseta difícil de cruzar. El turismo no despegó como se esperaba y como se dice no alcanza a compensar las inestabilidades de otros sectores. Es hora de replantear seriamente el plan de crecimiento de Monte no de acá a 20 años. De hoy para mañana.

Si tomamos como referencia el PGB (producto bruto geográfico) que muestra el aporte local a la economía provincial y da una foto de cuanto valemos, estamos en una frontera no de lado de los que más aportan y cotizan. Y si nos comparamos con un distrito como Cañuelas, en sectores como industria, hoteles restaurantes, construcciones, agropecuario y financiero, aun teniendo una buena posición ocupamos el puesto 63 en el mejor de esos ítems que es el agropecuario. Es importante ser transparentes, pero eso no se refleja en los bolsillos de los montenses. Se necesitan de políticas que reflejen el ritmo de los tiempos de un mundo global y esto viene de la mano de estructuras dirigenciales diversas que puedan ver más allá de la vuelta a la laguna. Que puedan ver por dónde va el futuro.

Es cierto que hay vientos que cambian el clima (y en Monte pareciera) están soplando todos a la vez…

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